Para meditar:
María, hoy no llegamos con respuestas, llegamos con preguntas. Con ruido dentro, con cansancio, con prisas. Tú supiste guardar silencio, no como huida, sino como forma de escuchar a Dios. En el silencio se aclara el corazón, se ordena el deseo, se reconoce lo que pesa y lo que viene de Él.
Enséñanos a no llenarlo todo de palabras, notificaciones, opiniones, excusas. Enséñanos a quedarnos un momento quietos delante de Dios, sin huir. Que aprendamos a leer nuestra vida a la luz del Evangelio, como tú lo hiciste: despacio, sin justificar, sin maquillaje.
Hoy te pedimos solo esto: un poco más de interior, un poco menos de ruido. Un poco más de verdad.
María, cúbrenos con tu silencio que escucha.
Para vivir:
Hoy cumple con amor una sola obligación que normalmente haces de mala gana
(estudiar, ayudar en casa, responder bien, ser puntual, terminar algo pendiente)…
y ofrécela en silencio como tu pequeño fiat.
¿Qué obligación concreta voy a vivir hoy como un acto de fe?