Para meditar:

María, hoy te miramos al pie de la Cruz. No huyes. No gritas. No te mueves de tu lugar. Permaneces. Estás de pie junto a tu Hijo cuando todo parece perdido. Y desde ahí te conviertes en refugio y fortaleza.

Cuando el dolor pesa, cuando la fe se vuelve cuesta arriba, cuando parece que no podemos más, tú no prometes caminos fáciles… prometes compañía. No quitas la Cruz, pero te quedas junto a ella. Y eso cambia todo.

Jesús, desde lo alto de la Cruz, nos confía a ti. Nos pone en tus manos cuando somos más frágiles. Por eso no estamos solos en nuestras luchas, en nuestros miedos, en nuestras derrotas.

María, enséñanos a permanecer firmes cuando todo tiembla. A no salir corriendo cuando llega la dificultad. A no soltar a Cristo cuando seguirlo cuesta.

María, refugio y fortaleza nuestra, sostennos hoy.

Para vivir:

Hoy afronta conscientemente una dificultad que normalmente evitas

(un problema, una conversación, una tarea pendiente, una decisión incómoda)…

y ofrécela como un acto de fortaleza bajo la mirada de María.

¿Qué dificultad concreta voy a enfrentar hoy sin huir?