Para meditar:

María, hoy te miramos como Madre que envía. No te quedas para ti a los hijos: los llevas a Cristo y los empujas al mundo. Contigo la fe no se encierra, se entrega. Contigo la oración no se queda en uno mismo, se vuelve servicio.

Tú formas apóstoles con tu testimonio, con tu encuentro. Nos colocas frente a Jesús, nos pones delante de la Cruz y, desde ahí, nos enseñas a amar de verdad a los demás. Quien camina contigo deja de vivir solo para sus problemas y empieza a vivir para las almas.

Hoy entendemos que la fe no es refugio egoísta, sino llamada. Que seguir a Cristo es servir. Que amar a María es aprender a darnos.

María, Reina de los Apóstoles, haznos disponibles para nuetra misión.

Para vivir:

Hoy haz un acto concreto de servicio a alguien que no pensabas ayudar

(un favor, una escucha, una visita, un mensaje, un perdón, una ayuda silenciosa)…

sin buscar reconocimiento.

¿A quién en concreto me voy a entregar hoy un poco más?